Johana González
Investigación científica
La comida orgánica o gastronomía molecular es una aplicación de la ciencia al arte culinario. El término fue bautizado por el científico francés Hervé This y por el físico húngaro Nicholas Kurti. Ambos investigadores la definieron, hace más de 20 años, como “la exploración científica de las transformaciones y los fenómenos culinarios”.
Más que descomponer proteínas, trabajar con pipetas y probetas, emplear enzimas y nitrógeno, entender qué ocurre cuando un alimento se carboniza o se quema, esta disciplina propone combinar sabores y texturas. Al cocinar los alimentos libres de colorantes, preservantes y pesticidas, la comida es claramente más fresca y sana.
En el mundo, los mayores consumidores de estos productos se encuentran en Europa, Estados Unidos y Japón, donde los diletantes afluyen normalmente a restaurantes para disfrutar de comidas orgánicas. En América Latina el consumo no es insigne, pero Argentina, Costa Rica y Chile son los principales países de la región que producen y exportan alimentos con esas características.
En el país, por ejemplo, existen muy pocos restaurantes que ofrecen gastronomía molecular. Estos se encuentran en la Región Metropolitana y son Musa y Tierra Viva. El primero ofrece pollo orgánico con puré, pastas, atún y ensaladas. A diferencia del anterior, Tierra Viva, además de almuerzos, vende productos como harina, té orgánico, avena, polenta y otros alimentos procesados, así como verduras y frutas, tratadas de manera natural.
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1 comentario:
En este blog también queremos felicitar a nuestras compañeras, por el esfuerzo de implementar temas sobre alimentación y sus consecuencias. Sin duda esperamos que puedan aportar con mayores contenidos, ya que sus textos son fáciles de leer y además instrutivos para nuestra sociedad.
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