Por Johana González
Investigación Científica
Al mirar con atención los rasgos faciales de otras personas se puede concluir que su rostro no es tan diferente a uno visto antes. Esto se debe a que en el cerebro hay células especializadas que identifican los rasgos que definen las caras de las personas. En ese sentido, el cerebro actúa como una gran base de datos que almacena las características faciales de otros seres humanos.
Respecto al tema se han creado varios estudios. Uno de ellos, gestado por los evolucionistas, sugiere que esta capacidad fue decidora para que el ser humano se desarrollara en sociedad. Sin embargo, esa característica no es propia del hombre. En un estudio publicado por Nature, se advierte que el cerebro de los simios parece estar adaptado para identificar nimias diferencias entre rostros distintos, incluso podrían percibir signos de emoción o intenciones en los otros.
Pero como en todo orden de cosas también existe un trastorno de esta capacidad en los seres humanos que impide, justamente, identificar los rasgos faciales de otras personas. Éste se llama prosopagnosia y en casos graves el paciente no se reconoce a sí mismo en un espejo, ni en una fotografía. Sin embrago, el paciente puede describir las características del rostro que ve y puede reconocer de inmediato a las personas por la voz o su forma de caminar.
Los especialistas Ken Nakayama y Richard Russell, de la Universidad de Harvard luego de evaluar a mil 600 personas determinaron que el 2 por ciento del público general podría padecer ceguera de caras. Este trastorno se divide en la prosopagnosia adquirida, por lesiones cerebrales u accidentes cerebrovasculares; y la congénita. Esta última es mucho más común.
Respecto al tema se han creado varios estudios. Uno de ellos, gestado por los evolucionistas, sugiere que esta capacidad fue decidora para que el ser humano se desarrollara en sociedad. Sin embargo, esa característica no es propia del hombre. En un estudio publicado por Nature, se advierte que el cerebro de los simios parece estar adaptado para identificar nimias diferencias entre rostros distintos, incluso podrían percibir signos de emoción o intenciones en los otros.
Pero como en todo orden de cosas también existe un trastorno de esta capacidad en los seres humanos que impide, justamente, identificar los rasgos faciales de otras personas. Éste se llama prosopagnosia y en casos graves el paciente no se reconoce a sí mismo en un espejo, ni en una fotografía. Sin embrago, el paciente puede describir las características del rostro que ve y puede reconocer de inmediato a las personas por la voz o su forma de caminar.
Los especialistas Ken Nakayama y Richard Russell, de la Universidad de Harvard luego de evaluar a mil 600 personas determinaron que el 2 por ciento del público general podría padecer ceguera de caras. Este trastorno se divide en la prosopagnosia adquirida, por lesiones cerebrales u accidentes cerebrovasculares; y la congénita. Esta última es mucho más común.
Definiciones
Evolucionistas: Propone que la psicología y la conducta de los humanos y primates pueden ser entendidas conociendo su historia evolutiva
Simios: Primate antropoide.
Prosopagnosia: Es la interrupción selectiva de la percepción de rostros, tanto del propio rostro como del rostro de los demás, los que pueden ser vistos pero no reconocidos como los que son propios de de determinada persona.
Cerebrovasculares: Se refiere a cualquier anormalidad cerebral, producto de un proceso patológico que comprometa los vasos sanguíneos.
Congénita: Connatural, como nacido con uno mismo.
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